sábado, 26 de marzo de 2011

El cansancio se apodera de mi cuerpo y de mi mente, que más que algo físico o psicologico, es espiritual. Cansancio de hacer cosas por hacerlas, de vivir por simple inercia, tratando de encontrarle un sentido a la vida. Dios es el principio y el fin, el alfa y omega, y más que todo él es la verdad. Quiero encomendarle cada una de mis obras, para mi vida tenga un significado verdadero. Quiero ser tan buen intencionado que todo el que se me acerqué sienta en mí su presencia. La vida se compone de altibajos a los que todos estamos expuestos, pero la verdadera felicidad, aún en los momentos difíciles, es el todopoderoso. La vida debe ser algo más que una simple rutina, algo más que un ir y venir, algo más que un simple paso terrenal. Siento que debo dejar huellas de lo que soy y de lo que seré. Debo aprovechar cada instante, ya que el tesoro más preciado es el tiempo, y a éste no se lo puede comprar. Un segundo perdido, es algo que ya no se puede regresar, pero no todo deber ser tan estricto o duro. El objetivo está en organizar nuestro tiempo conforme a las actividades que realizamos, y conforme también a las actividades que quisiéramos realizar, nada es exacto ni perfecto, de eso estoy seguro; sin embargo, es nuestra decisión, el cómo emplear nuestro mayor tesoro. Dicen que la vida no es una carrera de velocidad, sino de resistencia, y sí creo que es cierto. Al menos en eso fundamento mis sueños, sé que todo es un proceso, que se debe trabajar día a día y que los resultados no se darán de un día al otro, mas lo que cuenta es que siempre estemos aportando un granito de arena a la realización de nuestros ideales.

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