Invade mi mente una gran confusión de emociones y sensaciones, que aunque sabía que existían, jamás había experimentado. He aprendido mucho en estos días, mi manera de pensar en sí, ha tomado otro rumbo, que espero que siga de ahora en adelante. Me alegra inmensamente que cada día aprenda algo nuevo, pero que ese algo sea productivo, que traiga consigo resultados positivos, y, hasta ahora es así como ha sido. La magnificencia del creador, se presenta en todas partes, aún en aquello que no pensamos. Muchas veces creí que sólo los santurrones tienen a Dios, en todo, en cada actividad que realizan, en cada segundo de su vida. ¡Qué equivocado estuve! Me doy cuenta de que Dios es todo por lo que existimos, que aunque no lo veamos siempre nos acompaña, que está a nuestro lado en todo momento, y por ende, nunca estamos solos. Tal vez la perfección no se pueda alcanzar, pero cada día podemos ser mejores. Se trata de un límite, por mucho que nos acerquemos nunca llegaremos a ser perfectos, sin embargo, cada vez podemos ser mejores, tanto, que la diferencia sea mínima.
He descubierto también, que los momentos más plenos de la vida, no son necesariamente aquellos en los que vemos cumplidos nuestras metas y objetivos, sino todo el camino que nos llevó a cumplirlos, es en el proceso donde debemos sentirnos satisfechos, porque es precisamente ahí donde nos realizamos, notándose después los resultados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario